El régimen de precipitaciones y la morfología de la zona de proyecto presentaba peligro de inundaciones y avenidas en los núcleos urbanos que atravesaban los barrancos. Este hecho era aún más preocupante cuando la vegetación de la cabecera de las cuencas había sido afectada por el incendio, desapareciendo así su capacidad protectora del suelo, de retención de agua y aumentando las posibilidades de escorrentía superficial, movimientos en masa y acarreo de sedimentos hacia el cauce.
Hasta la recuperación de la cubierta vegetal, y en previsión de que, en caso de producirse precipitaciones intensas, se pudieran provocar daños de gravedad en infraestructuras y poblaciones aguas abajo de las cuencas afectadas, se diseñaron las infraestructuras necesarias para evitarlo.